UN TORO NEGRO CORRE HACIA MÍ Lo siento en los puños acorralado en mi mandíbula. Evolucionar ha sido advertir su acceso a mi presencia: la inevitable expansión de sus cuernos desde el interior de mi tórax. Cada embestida revienta espuma roja en el límite de mis encías, en la cúspide de mis nudillos. Mataría al torero que ha convertido al novillo en bestia.
© Héctor Lira